jueves, 26 de junio de 2014

El camino hacia el éxito estudiantil (13-06-14)

El camino hacia el éxito estudiantil


En esta oportunidad la Psicopedagoga, Sheyla Garcés, estuvo compartiendo y hablando con nosotros en Píldora de Felicidad sobre nuestro tema de turno para seguir “El Camino hacia el éxito estudiantil”.

Fomenta el aprendizaje constante

     Como padres de familia debemos fomentar el aprendizaje de nuestros hijos en la casa. Siempre demostrarles una actitud positiva con respeto a la educación. Recordemos que lo que decimos y hacemos en nuestras vidas diarias les puede ayudar desarrollar actitudes positivas hacia la escuela y el aprendizaje,  así como a desarrollar la confianza en sí mismos como estudiantes. Al demostrarles que valoramos la educación y utilizamos nuestro conocimiento en la vida cotidiana, les damos un ejemplo muy poderoso a seguir, lo cual contribuye mucho a su éxito en la escuela.

Siempre converse con el niño

     Es importante también que hable con su hijo. Hablar y escuchar cuidadosamente son dos destrezas que juegan un papel muy importante en el éxito escolar de su niño. Los niños pequeños aprenden las destrezas del lenguaje que necesitarán para tener éxito aprendiendo a leer a través de lo que escuchan a sus padres decir, las charlas entre los miembros de su familia y cómo son alentados a responder.

     Por ejemplo, los niños que no escuchan mucha conversación o a quienes no se les alienta a hablar y participar, suelen tener problemas al aprender a leer, lo cual puede causarles retrasos en su desarrollo escolar. 

     Además aquellos que no han aprendido a escuchar con cuidado, frecuentemente tienen problemas siguiendo instrucciones o prestando atención en clase. Por eso es que es muy importante que usted le demuestre que le interesa lo que el niño dice y piensa.

¿Qué deben hacer los padres para no hacer sentir a sus hijos que estudian por obligación cuando le sugieren que lo hagan?

    Es importante reflexionar con relación a eso. Generalmente como padres y como adultos, siempre queremos que nuestros hijos sean excelentes. Y esa excelencia también la trasladamos al estudio. Que sean alumnos con unas calificaciones de 20, pero no necesariamente ese 20 va arrastrado de una felicidad como tal. Y eso es lo que genera en ellos ciertas veces un rechazo escolar y hacia los estudios. 

     Porque si estamos estresados por la rutina diaria de cada uno, esa ansiedad se la transmitimos a los niños también. Y solo nuestro éxito, nuestro logro está en que el niño sea mejor, pero lo presionamos con el “tienes que salir bien”, “¿por qué no haces la tarea?”. Generando con ello, conflictos. Y ese conflicto hace que sea un reforzador negativo. Ya que la única forma de llamar la atención de los padres es a través de una mala calificación o si tienen un mal comportamiento en aula, “es desordenado”, “es un flojo”, “no tiene hábitos”.

     La pregunta es ¿Cuál es el modelo que se le está transmitiendo? ¿Realmente se le ha enseñado buenos hábitos?

     No se puede hacer algo que no se ha aprendido. Solamente estudiar, y el niño se pregunta cómo lo va a estudiar, cómo lo va a hacer. Siempre va a tener inquietudes. Porque también él necesita que se le ayude, que se le apoye, que el padre esté allí para junto a él para asesorarlo. No se les puede tomar en cuenta solo cuando tienen una mala calificación, porque el niño entonces pensará que esa será la única manera de llamar la atención. 

Dedíquele tiempo al niño

     Siempre hay que buscar un espacio, tiempo y dedicación al niño. Ese concepto errado de “Yo trabajo para darle todo”, está mal. Porque a ¿qué nos referimos con eso?, pero darle todo a qué costo, ¿materialmente? ¿Pero en su actitud cómo vamos a obtener logros?

     El conocimiento, las tareas, los aprendizajes y toda esa información que se consigue en la escuela, también se debe aplicar en la casa. El Internet es una herramienta muy importante a la hora de enseñar, de manera didáctica. Hay que enseñar a los niños a darle un buen uso al internet. Para que se divierta también aprendiendo.

     No se enfrasque en decirle al niño, que es un bruto, que no sirve para nada, eres un desordenado entonces crecerá con ese complejo. Nuestro cerebro es muy sabio, tenemos dos hemisferios. El derecho que es el divertido, la creatividad, la música y el izquierdo que nos lleva a lo racional, a lo competitivo. Simplemente hay que desarrollarlos. Recordemos que si unimos ambos, permitirá estudiar con placer y no ver ese conocimiento como algo impuesto, sino como una herramienta de poder. Esto es lo que los llevará a crecer cada día y ser mejores ciudadanos en un futuro.

     Cuando un niño se esfuerza personalmente en lograr una calificación, no se le debe reprochar si los resultados no son los esperados. Al contrario, hay que seguir alentándolo. Diciéndole que si puede conseguir mucho más. Que lo está haciendo bien. Esto anima e influye mucho en la actitud del niño y sobre todo en su autoestima. Hacer la tarea no debería ser sinónimo de molestia, obligación para el niño. 

¿Los castigos son necesarios?

     Hay que evitarlos, porque esto va generando en el niño inseguridad, bajo autoestima, y entonces asocia el estudio con el castigo, con penalización. Y hay algo bien importante, y es que cuando los padres llevan a los hijos a estudiar, les genera una gran angustia tanto a nivel emocional como económica. Porque estudian si es una buena inversión, pero hay que saber que la educación es una gran inversión. Y no es que no sea una gran inversión solamente económica, sino a nivel integral para que el niño pueda tener éxito y obtener un proyecto de vida.


     Tampoco hay que presionar para que se alcancen buenas calificaciones, porque si no, se inicia la gran batalla. Tanto para el niño como para el padre, porque los dos están con un “tira y encoje”. Lo importante es que siempre haya un ganar-ganar. Hay que tomar en cuenta que el aprendizaje es un proceso que a algunos se les hace más rápido, pero es lento donde allí están obteniendo otras formas autoestima, seguridad, hábitos, responsabilidad, relaciones sociales. Formamos entonces un ser integral, por ende debemos tomar en cuenta todos los aspectos.

      Es necesario, siempre, que haya comunicación. Preguntarle al niño como se siente, qué es lo que quiere hacer, debe existir una retroalimentación padre-hijo, hijo-padre. Hay que buscar que exprese sus pensamientos. Nuestro trato debe ser incluyente con ellos. Crear una agenda de actividades por hacer para el niño. Estas actividades deben establecer unos horarios, en los cuales tiene que cumplir con sus deberes y premiárseles cuando ya los hayan terminado. 

¿Cuáles conductas como madres y padres les facilitará el logro de resultados más positivos con los hijos?

ü  Permita que sus hijos se incorporen a actividades que usted lleva a cabo, desde acompañarles a actividades laborales y domesticas como lavar el carro, tareas del hogar, etc.

ü  Recuerde que un hecho vale más que 100 palabras.

ü  Póngase de acuerdo con los otros miembros de la familia acerca de las normas y luego aplíquelas consistentemente, así la disciplina será uniforme.

ü  Sea autentico y natural, y tanto usted como su hijo se respetaran mutuamente.

üCada hijo es diferente y cada uno necesita atención y dedicación.

üValore el contacto físico.

üEvite que las expectativas personales de trabajo se conviertan en metas codiciosas que sacrifiquen el tiempo que se le debe dedicar a cada hijo.

ü  Sea generoso en el elogio y mezquino en la crítica.


Redactado por Héctor Colina


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