Los Valores en el Hogar y la Escuela
El Padre Isrrael Orozco estuvo visitándonos en nuestro programa Píldora de Felicidad por Fusión Stereo 95.1 FM, y nos estuvo comentando y aconsejando sobre Los Valores en el Hogar y la Escuela.
En el hogar
Muchas veces nos preguntamos por qué algunos adultos
toman actitudes engorrosas y llevan una vida agresiva, amargada, molesta. Lo
que no sabemos es que esta conducta fue originada e influenciada desde niño en
su hogar. El trato recibido, la educación y lo aprendido en su seno familiar
siempre va a repercutir en su crecimiento como persona. Por eso es tan
importante inculcarles los buenos valores desde pequeño, dándoles siempre el
ejemplo como padres de familia.
En nuestro país existen unas precariedades que han
marcado y que cuando estos elementos se unen, crean una crisis social. Porque
tal vez si cada niño tuviera en sus manos un cuaderno y un lápiz, y no por
ejemplo, un arma, obviamente esto tendría un impacto en la sociedad más que
positivo. Por lo tanto la pérdida de valores, en esencia, tiene que ver con el
modelo familiar actual.
Nuestra sociedad
Actualmente, estamos en una sociedad que
lamentablemente abandera situaciones que están muy lejos de los valores que
definen lo más bonito del ser humano. El amor, le responsabilidad, el respeto,
el cariño entre otros, son eso valores que deben mantenerse tanto en el hogar
como en la escuela. Sin lugar a dudas estamos en una sociedad bastante
precaria.
Hay familias desfragmentadas y esto ha incidido también, y tiene su
impacto en la escuela. Debemos entender que la familia es la primera escuela de
todo ser humano, y cuando esta se encuentra en crisis es lógico que repercute
en el colegio y en el futuro profesional y personal.
Y este individuo que
tristemente adolece de circunstancias que no le han permitido fundamentar su
vida en una estructura, una jerarquía de valores de referencia para sentirse a
gusto consigo mismo y con el entorno que le rodea.
Uno de los temas que se debería tocar acerca de la
reflexión sobre la pérdida de valores, tiene que ver con todo el impacto social
que hay actualmente. Entre ellos, fundamentalmente, las situaciones que día a
día de alguna manera someten a todo ciudadano en un estrés constante. Por
ejemplo, los índices de violencia, la desfragmentación familiar, todo lo
relacionado con el tema de la educación como tarea no tan solo de la familia
sino también del propio Estado.
Hay que rescatar los valores y los principios básicos
de cualquier sociedad para poder vivir en armonía y en sana paz. Se ha perdido
la sensibilidad ante el dolor ajeno. Es triste porque ya hemos llegado a una
situación de conformismo, de ver que las cosas están mal pero ya hay una
aceptación total de que "no podemos hacer nada". Y es así como viene
la apatía de que "mi entorno está mal, lo poco que puedo hacer tal vez no
haga mucho, por la tanto es mejor no hacer nada". Si se sigue pensando así
no se tardará en tener dentro de algunos años una sociedad totalmente
descompuesta.
En la escuela
La escuela siempre será para los niños su segunda casa,
una segunda familia donde comparten, interactúan con sus compañeros, y así van
aprendiendo estos principios de relación con el otro. Esto facilita el
aprendizaje que ayuda a que aprenda a vivir en armonía con los demás. No
obstante, ciertas veces los papás delegan mucho a los colegios las
responsabilidades de que en el muchacho se formen valores.
Cuando en realidad,
la familia no puede desentenderse del colegio, así como tampoco el colegio de
la familia, porque esto es un trabajo compartido.
A fin de cuentas ambos tienen
un interés en común, y es que el niño no solo aprenda matemáticas, inglés, o a
leer, sino que también aprenda a tomar decisiones, a tener la capacidad de
juzgar lo que le rodea.
En la relación Familia y Escuela, definitivamente, lo
mejor es trabajar en conjunto. Para así lograr que el muchacho no tan solo en
la escuela tenga un acompañamiento, sino que en casa tenga un supervisión
también de parte de papá y mamá.
¿Cómo manejar los enfrentamientos?
Es muy importante no colocarse en la posición del hijo,
ante una situación de rebeldía o de malestar. La educación tiene que ver mucho
con la capacidad de reaccionar ante un estímulo externo, en este caso una falta
de respeto, es necesario buscar las herramientas necesarias para sentarse y
establecer un diálogo entre ambos. Buscar siempre esa respuesta positiva de
parte del muchacho. Quizá esa falta de respeto pueda ser una coraza que
utilizan para manifestar el malestar.
Está bien que los padres se avoquen al
colegio, pero es mucho más factible que busquen una ayuda profesional para
controlar la situación de la mejor manera posible, hablando de tú a tú con el
joven, pero salvaguardando las diferencias. Cuando el muchacho no se siente
atacado siempre habrán buenos frutos.
Los niños, los padres y la disciplina
Los niños son tal cual como una esponja, absorben todo
lo que les rodea. En este caso, aprenden todo lo que ven, intentando imitar a
sus padres. No hay nada mejor que enseñar a los niños más que con las palabras,
con los ejemplos, desde el no botar papel en el piso, hasta no cruzar la
avenida si el semáforo no lo indica.
Comportamientos evolutivos
En la actualidad, ahora los muchachos reflejan un poco
más la conciencia social en comparación a antes. El tema de la inseguridad, sus
expectativas, son los que más discuten entre ellos.
En comparación con los
jóvenes de antes, estos ahora tienen una visión mucho más rica, mucho más
consciente de todo lo que está aconteciendo a su alrededor. Siempre están a las
expectativa de todo. Y sobre todo porque así también está la sociedad.
Uno de los valores que es imprescindible trabajarlo y no perder, es el de
escuchar, a los jóvenes les gusta sentirse escuchados por sus padres. Siempre
hay que vincularse más con ellos, preguntarles, asociarse de manera amistosa
pero sin perder la familiaridad.
Los docentes
Ellos no pueden perder su vocación, aunque no estén exentos ante
cualquier circunstancia incómoda en su vida cotidiana.
Porque vivimos una
situación actual en la que la tensión se siente a flor de piel. Hay que separar
lo que es la vida personal y la vida laboral, para no caer en algún improperio
contra quien no se debe. Y así mantener el respeto.
Redactado por Héctor
Colina
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